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Somos lo que buscamos

Yo también construí mi hogar en nido extraño y también obedezco a la persistencia de la vida. Mi vida me quiere escritor y entonces escribo. No es una elección: es una íntima orden de batalla.

Somos lo que buscamos

Cualquier búsqueda espiritual sólo retrasa ponernos en contacto con lo que somos. Es una huída. Perseguir la trascendencia la mayoría de veces niega el valor de la vida presente, y el deseo de lograr más placer evita la intensidad de vivir el gozo sensitivo de lo que estamos experimentando.

Sin embargo, si no podemos gozar del profundo placer del mundo sensorial, ¿para qué demonios queremos algún conocimiento? La dicha de tocar el mundo viene de la realización que el placer sensitivo y la dicha de ser, van de la mano siempre. Todas las adicciones se van desvaneciendo, todas las búsquedas cesan. Sólo deseamos estar aquí disfrutando lo que hay aquí. Ese anhelo de unidad se resuelve ahora poniéndonos en contacto con lo que nos traen simplemente los sentidos. Todos los medios retrasan.

Aprender a gozar de la sencillez del placer de cada momento cotidiano no descondiciona poco a poco de nuestra búsqueda de placeres intensos, superficiales, de experiencias espirituales sublimes, que nos vuelven a dejar en el mismo estado de miseria. Tocando íntimamente lo que está a nuestro alcance nos unimos a todo lo que es, pero persiguiendo experiencias trascendentales postergamos el amor por lo que está frente a nosotros. A veces esto se expresa como dolor y rechazo, a veces como placer y fusión. Es el mismo movimiento de amor hacia nosotros mismos, lo respetamos sin juicio alguno, y de este modo nos permitimos sentir toda su intensidad hasta las raíces de nuestro propia conciencia. En la sensación sólo estás tú, no hay dualidad. En un momento de intenso miedo, en un instante de profundo dolor, en una relación de verdadero amor, sólo hay plenitud de nosotros mismos.

Permitirse ir en la dirección del deseo es desanudar la sensorialidad de los prejuicios morales y religiosos. Lo que nos ha separado de la vida es creer que pecamos al buscar el placer, que el deseo es algo prejudicial que hay que suprimir, ¡pero si eso también es un deseo! De modo que nos queremos convencer que para ser buenos es necesario evitar todo lo posible el dolor y tomar a sorbos pequeños algunos momento de placer. ¡Que vida tan insulsa y mediocre!

Adhiérete profundamente a la realidad que estás viviendo. De todo corazón, con todo tu deseo. La vida quiere que estés aquí, el universo ha confabulado para que experimentes esto, Dios quiere que llegues a él a través de lo que sientes ahora. Eres lo que buscas. Eres lo que sientes. Te estás deseando más que a nada.

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