Tener confianza

“Deja que la vida te ocurra. Créeme: la vida siempre tiene la razón, siempre.”

Rainer Maria Rilke

Tener confianza en algo es una falta de madurez. Mientras tengamos confianza en algo, no tenemos realmente confianza. Cuando tenemos confianza en algo sentimos desconfianza en la vida, en nuestra propia disponibilidad natural para vivirla.

Confiar en alguna de nuestras capacidades, en lo que te van a aportar los demás, en una situación específica es una pretensión para ocultar nuestro temor a vivir. Cuando no puedo amar la vida tal como es, le busco un sentido; como si la vida necesitara tener algo accesorio para poder vivirla, como si necesitara comprender algo para vivir: nos refugiamos en alguna idea, en algún conocimiento, pero todos los conceptos que tenemos de la vida son sólo proyecciones de nosotros mismos, de nuestra ignorancia. Sin embargo, para realizar este conocimiento silencioso de nosotros mismos no hay más que comprender que lo valioso ya se encuentra aquí en mi. Porque toda esta búsqueda es una huída de mi mismo, que es fruto del miedo a encontrarme ahora sin ningún otro medio que lo que siento por mi, por la vida. Pero antes buscaremos maestros espirituales donde escondernos, acumularemos libros y cursos sobre lo que han entendido otros. Todo menos sentir ahora lo que sentimos. Lo que nos está sucediendo es lo único que necesitamos. Cuando llegamos a presentir la fuerza de lo que esta sucediendo en nosotros, la belleza de la emoción negada, percibimos hasta qué punto son superficiales todos los sistemas de pensamientos espirituales.

No necesitamos confianza en alguna filosofía, en ninguna religión. Todas nuestras creencias son ecos de nuestra lealtad inconsciente a nuestro sistema familiar: lo que nuestros ancestros creyeron para poder sobrevivir, para seguir perteneciendo a los suyos y oponerse a otros sistemas de pensamiento que los amenazaban. Ahora nosotros estamos de acuerdo con ellos para continuar el legado de su temor, o nos oponemos a sus creencias para sostener una conciencia que rechaza algún sufrimiento causado por ese propio miedo.

Todas mis creencias son una codificación del miedo a vivir sin más apoyo que lo que estoy sintiendo ahora mismo. Con honestidad miro estas emociones, las respeto sin oponerme, detecto con que prejuicio están relacionadas. En mi resistencia hay una desconfianza a lo que estoy viviendo, a experimentar la vida sin referencias, sin pretextos para sentirme seguro en algún concepto que me proteja de sentir plenamente lo que me está sucediendo.  Y cuando siento que el miedo vuelve a mi veo que es una creencia de la que quiero apropiarme; confiar en algo que sé. Entonces me vuelvo disponible a este miedo, dejo que me devore. Y de pronto, sin ningún motivo, llega la confianza en la vida.