La casa compartida

Queremos una casa para los dos. Ella un piso céntrico con cuadros cubistas y marcos dorados sobre las paredes de color ocre suave. Sillón de terciopelo carmín. Una alfombra gruesa de lana beige en medio de una sala espaciosa. Una habitación para cada niño, según nuestro deseo consensuado. Tendremos al primero en un año y medio, el segundo en 3 años y medio, cuando hayamos acabado de pagar el velero.

Yo no quiero un apartamento céntrico. Quisiera una casa de pueblo reconstruida por los dos. Una casa solariega que refresque la brisa del mar. Ventanales grandes mirando al sur. Qué gran descubrimiento las ventanas, dejan entrar el mar al salón, la espuma en los ojos. Si la luz llega hasta los pies de la cama, la cama es un barco, y se desvanece el calendario para colmar los sueños de la casa compartida.