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Instrucciones para amar

Yo también construí mi hogar en nido extraño y también obedezco a la persistencia de la vida. Mi vida me quiere escritor y entonces escribo. No es una elección: es una íntima orden de batalla.

Instrucciones para amar

A Cortázar

Es importante tener en cuenta que tratamos de saber amar, no de saber qué es el amor. En la acción es más fácil coincidir casi todos por ser algo público y universal en la mayoría de países y personas. Ahora bien, el amor, lo que es el amor, nadie sabe bien de qué se trata. Si un género literario o algo con lo que señalar a los demás para que se ruboricen y se sientan culpables.

Para empezar es necesario tener a alguien a quien dirigirse, como una persona de media estatura (para aprender) o un terrario donde pongamos mascotas fáciles de alimentar. No hay contra indicaciones de practicar con seres desconocidos, mientras se sigan cada uno de los pasos. Es del todo aconsejable que sea una especie cercana a la nuestra, por eso de la correspondencia en los vínculos afectivos. Si consideramos la opción de amar algo superior, será difícil comprender la respuesta de las expresiones emocionales de tales entidades sobre nosotros, que se sienten como el repasar de una mano desproporcionada sobre el ala de una mosca.

Al amar es común una actitud benévola, con la intención de querer dar placer o incluso hacer el bien; cualquier intento de transmitir un exceso de afecto se considera invasivo y de mal gusto, e incluso puede despertar en el otro una sensación de aversión. Si esto sucediera absténgase de decir te quiero.

Es bueno tocar al otro mínimamente, para avisarle, preparándolo de que uno esta dispuesto a amar; lo cual entre los ritos más comunes de los seres humanos se inicia con una caricia sobre el rostro, el antebrazo o un pie, con una parte del cuerpo de la que uno ya tenga cierta destreza, y de este modo tal gesto no comunique torpeza, demasiada urgencia o temor de que el otro se dé cuenta que nunca hemos amado anteriormente. Es del todo aconsejable mirar a los ojos de lo amado con cierta intensidad pero sin ser impostado, para no centrar la atención en el resultado, llegando a ser uno demasiado efectista, autocentrado o inseguro, como cuando uno aprende a tocar la guitarra y deja la mirada fija y medio obsesiva en la mano que realiza los acordes.

Para finalizar: los ojos se deben entornar como si fuéramos hipersensibles a la luz, y el sol estuviera en el cénit de un día de verano. Para que esto suceda, se debe haber ensayado varias horas el parecer lo más natural posible al poner una cara seductora, pero sin levantar exageramente una ceja más que la otra, a la vez que se suspira como si nunca hubiera sucedido un momento parecido.

Si todo ha tenido éxito y cada paso ha logrado su propósito, es posible que el objeto amado se estire boca arriba, corresponda sonriendo sólo por las comisura de los labios, cerrando y abriendo los ojos lentamente varias veces, y quizá si es factible, entregando alguna caricia también. Intentando ocultar las cosquillas. Entonces podremos sentirnos satisfechos, habremos amado.

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