Para ir a dónde no sabes, hay que ir por dónde no sabes.
Yo también construí mi hogar en nido extraño y también obedezco a la persistencia de la vida. Mi vida me quiere escritor y entonces escribo. No es una elección: es una íntima orden de batalla.
Para ir a dónde no sabes, hay que ir por dónde no sabes.
Si no confiaramos en este camino desconocido, parecería que aún creemos que somos nosotros quienes estamos a cargo de nuestro destino. Y de ese modo, interferiríamos hacia dónde ya nos conduce nuestra alma.