El paisaje me miró con su tierra honda y fértil, con el cielo estremecido de su bóveda infinita. Y una vez cubierto por su mirada, me dijo: Eres hermoso.
Si nos diéramos cuenta por un sólo instante un instante sólo lo dañados que estamos si pudiéramos sentir lo vulnerables que somos al imaginar este mundo afuera nuestro si fuéramos capaces de percibir lo inmensamente sensible que es esta naturaleza humana si apenas un segundo sintiéramos lo dañados que estamos lo poco que hemos crecido desde…
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